Has levantado la vista desde el suelo, como a cámara lenta,
siguiendo la línea uniforme que une la punta de mi pie a mis ojos… Un leve
destello rojo se ha cruzado a la altura de mis pechos provocando que tu lengua
mojara tus labios… En ese instante, en ese segundo, he sabido que ya eras mío y
que muy posiblemente dejaría que creyeras que yo también soy tuya. Solo por
divertirme, por saciar ese animal en mi, que otra vez pretende salir de caza…
Soy ese aperitivo que me apetece probar cada vez que pienso en ti... Me recuerdo acostada en tu cama asomando la cabeza entre mis rodillas que se separan lentamente abriendo esa parte de mi que siempre está dispuesta... Y el aperitivo se ofrece con mis dedos buscando por debajo de fina tela de mis bragas que traslucen la humedad que me provoca recordar... que me apetece probarme cada vez que pienso en ti...
Etiquetas:
eva monfort
La embestida por detrás siempre me ha puesto muy cachonda.
Esa sensación latente entre el cuerpo y el espacio que se va acortando cuando
te acercas sigiloso. Intentando silenciar tu respiración agitada que delata las
intenciones que ya te laten dentro de los pantalones. Tu aliento caliente llega
a mi nuca erizándome la piel. Tu cuerpo se adapta al mío sintiendo tu dureza
entre mis nalgas y tus manos se aferran con fuerza a mis tetas que se erizan
con tu contacto. Abro mis piernas apoyando las manos en la mesa para soportar
la presión que ejerces sobre mí. Tu boca roza mi oído…
—Voy a follarte aquí mismo…
Suscribirse a:
Entradas (Atom)